Julie Preston es un artista. Pero su lienzo no es de papel o de arcilla. Es el pelo. Ella pasa su día tiñendo, secando y peinando los pelos a sus clientes en el salón Razor’s Edge. Julie también está molesta. Ella salió a una cita y lo pasó bien, le dio al hombre su número y el imbécil nunca llamó.
Así que cuando él aparece en el salón y se sienta en la silla, ella considera brevemente estrangularlo con la capa rosada que ella abrocha alrededor de su cuello.
Lástima que no puede.
Blue Markson, el tipo que nunca la llamó, es un oficial de policía por lo que causarle algún daño corporal sería un billete de primera clase hacia la cárcel. Sólo mirarlo de nuevo hace que Julie olvide por qué estaba enojada en el primer lugar, pero ya ha aprendido que Blue no es más que dolores de cabeza. Así que cuando él empieza a llegar alrededor, actuando como si no hubiera tenido el teléfono de ellas por días, ella trata de sacudirlo.
Sólo ...
Su vida está a punto de estallar en su cara, ella está a punto de quedarse atrapada en una pegajosa red criminal y el hombre que puede ayudarla es el tipo del que juró no volvería a confiar.
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